Este verano he leído más manuscritos de trabajo que libros ya editados, pero aquí van algunos de ellos.
En primer lugar, al fin se ha publicado en español el clásico ensayo de la profesora Zena Hitz sobre los grandes libros y la importancia de la lectura lenta, Pensativos. Aquí podéis leer el prólogo que he escrito para la edición española del libro: «Pensativos, de Zena Hitz«.
He aprovechado nuestro viaje a Suecia para releer al novelista más importante del país, Per Olov Enquist. Sobre todo La visita del médico de cámara, La biblioteca del capitán Nemo y La partida de los músicos, donde habla de una geografía -la del norte del país- que me resulta muy familiar.
En agosto, leí la reciente historia de Gianni La Bella: Los Jesuitas. Del Vaticano II al papa Francisco.
Un libro menos conocido sobre la ocupación alemana de Hungría es el fascinante El olor humano, de Ernö Szép.
Mi hijo J., leyó El Tour de Francia, de Mario Fossati, que es la crónica periodística -y legendaria- del Tour de 1952.
Mi hija M. Ha dedicado buena parte del verano a leer las novelas de Jane Austen:
Persuasión
Orgullo y prejuicio
Sentido y sensibilidad
Y en inglés, Seacrow island, de Astrid Lindgren.
En Estocolmo, visitamos la ópera barroca de Drottingholm, dónde Ingmar Bergman rodó su inolvidable versión de La flauta mágica de Mozart, que recomiendo vean (y escuchen).
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