Escucho, mientras conduzco, la canción Chemtrails de Lizzy McAlpine y pienso en la memoria de lo que hemos perdido. El tiempo se revela como la experiencia inevitable de las pérdidas y estas son la sustancia misma de la memoria. En efecto, hay algo profundamente inquietante en la forma en que recordamos. Nos gusta creer que disponemos de un registro fiel de la realidad, pero cualquiera que intente reconstruir el pasado sabe que no es cierto: no contamos con un catálogo de imágenes archivadas en una bobina de celuloide. Al contrario, los recuerdos son el fruto de una recreación constante.
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