Se diría que la pregunta por la inteligencia artificial es la pregunta por el futuro de la humanidad. O una de ellas. ¿Nos dirigimos hacia un mundo cada vez más virtual y abstracto o hacia otro que liberará espacios de ocio para devolvernos a la realidad? Sospecho que lo primero, pero el ser humano es tan misterioso que nunca se sabe cuáles son los senderos que tomará. Esta semana pasada leía dos comentarios distintos que ponían en duda el futuro de la educación tal y como la conocemos. No aportaban argumentos banales y conviene que nos detengamos en ellos, aunque sólo sea para una primera aproximación.
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