Aveces la Historia ofrece lecturas muy sencillas, quizá por evidentes. Es la ventaja de poder mirar el paso del tiempo con los ojos puestos en el pasado. Lo que permanecía borroso adquiere nuevos perfiles; en cambio, lo que creíamos firme se desmorona bajo el peso del presente. No recuerdo ahora quién dijo que sólo existe el pasado y el futuro, y que el presente es tan fugaz que apenas tiene entidad. Pienso que se equivocaba, pero poco importa. Lo que me interesa subrayar es que conocemos en realidad lo que hemos vivido en primera persona, aunque sea indirectamente; y por eso mismo las narraciones, los relatos, se explican mejor que cualquier documental. La Historia son palabras, tanto o más que hechos. También por ello podemos atrevernos a creer que es maestra de la vida.
LEER ARTÍCULO COMPLETO EN THE OBJECTIVE.
0 comentarios