Llovía a cántaros en Madrid el 12 de octubre y cuando llueve en la capital el clima se enrarece en todo el país. Hablo del clima político y de la lluvia como metáfora de una época de extremos: sequías históricas –o eso nos aseguran, mientras se baten récords de temperatura un verano tras otro–, huracanes en Florida, DANAS violentísimas. Cuando yo era joven no existía esta nomenclatura, pero también se producían gotas frías y se inundaban pueblos, ciudades, campos… Todo cambia para que nada cambie, nos advirtió un siciliano escéptico, el príncipe de Lampedusa; y yo también creo que es mejor seguir manteniendo una distancia con la realidad, en lugar de dejarse llevar por ella.
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Foto: EFE.
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