En la crisis de las clases medias se entrecruzan varias líneas, sin que baste una sola para explicarla en su totalidad. Hace ya varias décadas, al inicio del primer mandato de Reagan, Christopher Lasch publicó un ensayo titulado La revuelta de las élites en el que criticaba el nuevo marco mental del conservadurismo americano. Recuerdo que, a finales de los noventa, hablé de este libro en una cena veraniega con Félix Pons, quien acababa de dejar la presidencia de las Cortes. Sus argumentos no parecieron convencerle mucho, quizás porque consideraba que eran sólo aplicables al ámbito anglosajón. De aquella cena también recuerdo los elogios que el político mallorquín dedicó a Loyola de Palacio –por aquel entonces, ministra de Agricultura–, lo cual indica el escaso sectarismo de Pons, un auténtico señor en la acepción antigua de la palabra.
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