En Mallorca, el malestar por el precio de la vivienda aumenta cada vez más, convirtiéndola en una sociedad dividida entre propietarios y no propietarios. Lógicamente, no se trata de un problema exclusivo de la isla –a pesar de que la escasez de territorio sea un agravante–, sino de todas aquellas ciudades que han pasado a ser «geografías de éxito». Hace unos años, el sociólogo francés Christophe Guilluy observó cómo el grueso de las oportunidades se concentra en unas pocas urbes o en una determinadas regiones: Londres y París, Ámsterdam y Nueva York, Shanghái y Singapur, Madrid y Milán… El reverso negativo de este proceso, conocido como «metropolización», no es sólo la desertificación de aquellas demarcaciones que han perdido el tren de la globalización –de la España vaciada a Ohio, por ejemplo–, sino el empobrecimiento paralelo que termina produciéndose en las propias ciudades de éxito.
LEER ARTÍCULO COMPLETO EN THE OBJECTIVE.
0 comentarios