El momento político se mueve entre dos polos: el primero, interno, responde al nombre de Koldo; el segundo, externo, mira hacia París, Berlín, Moscú y Kiev, y habla en una lengua que cada vez nos resulta más extraña. El último episodio, de por sí inquietante, nos ha llegado desde Rusia a través de filtraciones: el Taurus-Leak, en referencia al poderoso misil germano-sueco, anhelado por el ejército ucraniano y calificado erróneamente como un game changer en el frente de guerra.
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