En el día a día abundan los puntos y aparte. O eso creemos. La victoria por mayoría absoluta del PP en Galicia se ha interpretado como el principio del fin para un PSOE cada vez más cautivo de sus resultados en el País Vasco y en Cataluña. Ya en las pasadas autonómicas de mayo se hizo la misma lectura y luego, en las generales, se vio que realmente no era así. Sánchez perdía poder territorial —¡y de qué manera!—, pero La Moncloa seguía siendo suya, aunque fuera como resultado de un acuerdo imposible. Ahora Galicia se interpreta en clave de desgaste nacional del PSOE y, por supuesto, es posible que suceda así pero también que no. Del mismo modo, el estallido del caso Koldo, secretario y asesor personal del exministro José Luis Ábalos, puede acabar convirtiéndose en el caso PSOE, según vayan a más o a menos las ramificaciones de la presunta corrupción. Pero, de nuevo, ya se verá.
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