Erik Varden: «El cristianismo no es incompatible con ninguna época: la fe ofrece respuestas a las verdaderas preguntas de hoy»

por | Feb 8, 2024 | Perfiles | 0 Comentarios

La popularidad que ha alcanzado Erik Varden (Sarpsborg, 1974) en nuestro país era, desde luego, un fenómeno improbable para un monje trapense y obispo noruego, cuyo reconocimiento y autoridad se han cimentado en la profundidad y belleza de sus libros. Formado en la Universidad de Cambridge y en el Pontificio Instituto Oriental de Roma, monseñor Varden es autor de dos importantes obras, recientemente vertidas al castellano: La explosión de la soledad (Ed. Monte Carmelo, 2021) y Castidad. La reconciliación de los sentidos (Ed. Encuentro, 2023). El pasado mes de noviembre visitó España por primera vez y, con motivo de su participación en EncuentroMadrid, más un coloquio en la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno con el catedrático Víctor Lapuente y una tertulia con universitarios en el Colegio Mayor Moncloa, mantuvo una instructiva conversación con ECCLESIA. El próximo 8 de febrero, impartirá una conferencia en la Universidad de Navarra titulada A la altura de la tormenta del corazón humano. Evangelización en tiempos de olvido, con motivo de la celebración de santo Tomás de Aquino.

En su encuentro con universitarios en Madrid, usted recordó aquel viejo dicho de los padres del desierto, atribuido a san Antonio Abad: «Hoy empiezo». Este es un apotegma que, en cierto modo, ha configurado la espiritualidad monástica. ¿Qué significado personal tiene este mensaje para usted? ¿De qué modo le apela interiormente?

Soy consciente de mis insuficiencias y fracasos. Cuando me miro en términos meramente humanos, me siento tentado a pensar: ¡esto es descorazonador!, ¿para qué esforzarse? Por eso mismo, necesito recordar que las categorías humanas resultan insuficientes. La imagen que presentan, aunque no sea falsa del todo, se encuentra distorsionada, como nuestro reflejo en un salón de espejos que nos hace reír a la vez que nos llena de tristeza. Entonces pienso en san Antonio. Conocemos su vida gracias a san Atanasio de Alejandría, con el que le unía la amistad. San Atanasio nos dice que, desde su infancia, san Antonio deseaba ser un material maleable en manos de Dios. Quería dejarse modelar por el Señor, convertirse en un hombre nuevo. Entendió que debía dar a su vida una consistencia con la cual Dios pudiera trabajar: lo suficientemente blanda para ser moldeada, pero a la vez lo suficientemente firme para retener la forma conferida. Para adquirir tal consistencia, se enfrentó a cada aspecto de sí mismo, a cada ansiedad, cada deseo, cada miedo, cada ilusión. Así aprendió a vivir en la verdad. A lo largo de su dilatada vida, se abandonó de forma radical en manos de la Providencia. Esto lo hizo fuerte, libre y compasivo. Se contemplaba a sí mismo y a los demás no con su propia luz, sino a través de los ojos de Dios, bañados en una luz de omnipotente benevolencia. Las palabras «¡hoy empiezo!», que pronunciaba a diario, suponen la renuncia a un proyecto personal que imagina un camino de perfección lineal. Había resuelto comenzar cada nuevo día como si fuera el primero de la creación, esperando que Dios realizara una sorprendente y embellecedora obra de salvación, incluso en ese trozo de arcilla que es nuestra carne. Yo también quisiera vivir así.

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Daniel Capó

Daniel Capó

Casado y padre de dos hijos, vivo en Mallorca, aunque he residido en muchos otros lugares. Estudié la carrera de Derecho y pensé en ser diplomático, pero me he terminado dedicando al mundo de los libros y del periodismo.

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