Hay una pregunta que el poder nos plantea y que puede alcanzarnos en forma de pesadilla: ¿cómo demostrar que uno es quien es, si el Estado nos niega nuestra identidad? Se trata de un miedo metafísico no ajeno a nuestro tiempo. En este, como en tantos otros asuntos, Kafka fue un visionario. Al poner en duda los fundamentos mismos de nuestra percepción, nos situó ante un espejo que, a la vez que refleja los pormenores de la vida, los invierte. Las fronteras entre la realidad y lo fantasmagórico se hacen así permeables. En el abanico de los algoritmos y códigos QR, la distorsión de lo que damos por evidente adquiere aún más visos de verosimilitud. ¿Cómo distinguir la verdad de la mentira, lo real de lo irreal? ¿Cómo mirar sin ser engañados ni ceder a la apremiante angustia de nuestros prejuicios más íntimos?
LEER ARTÍCULO COMPLETO EN LA LECTURA (EL MUNDO)
Foto: De David Shankbone – Trabajo propio, CC BY 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=16900601
0 comentarios