Sola, perduta, abbandonata», cantaba la protagonista de la ópera Manon Lescaut, poco antes de morir en el desierto de Luisiana —en efecto— sola, perdida y abandonada. La escuela europea podría lamentarse de algo parecido si hacemos caso a los informes PISA publicados durante estas dos últimas décadas. La cultura —porque la escuela es un camino hacia la cultura— desaparece allí donde la ideología o el sentimentalismo vacuo y victimista consiguen la hegemonía. Según la lengua francesa, educar es elevar y, por tanto, el alumno es aquel se eleva más allá de sí mismo; que florece, por decirlo en términos clásicos, y se hace mejor.
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