Nada es sencillo en el reino de la incertidumbre. Tras la amnistía pactada por el PSOE con las formaciones independentistas, varias líneas rojas se sobrepasaron. La democracia española se asoma al abismo en lo que tiene propiamente de formal –los contrapesos necesarios, la separación de poderes–, que es decir, en lo más íntimo de la cultura democrática de un país. Los apocalípticos apelan a una retórica inflamada, mientras que los integrados –por utilizar la distinción clásica de Umberto Eco– ignoran el filo cortante de los acuerdos alcanzados. De este modo, la democracia lo acoge todo bajo un mismo manto, más allá de las exigencias requeridas por un Estado de Derecho.
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