Ami hijo le gustan las novelas infantiles del gurú americano Jocko Willink y también sus vídeos. Su discurso se diría que es muy simple, casi la antítesis perfecta de la cháchara del buenismo contemporáneo: disciplínate, esfuérzate, gánate la libertad con el trabajo, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy y así un largo etcétera. Por supuesto, nadie ha dicho que los principios básicos que rigen la vida tengan que ser complicados. Su concreción histórica –ese punto dramático donde el bien y el mal chocan de forma violenta– ya es harina de otro costal; pero no los principios: unos principios confirmados por la historia una y otra vez.
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