La semana pasada, Tyler Cowen en su blog Marginal Revolution recogía unos gráficos de David Rozado sobre la influencia del wokismo en el New York Times y su primera conclusión es que ha empezado a retroceder desde los picos alcanzados durante la presidencia de Donald Trump. También, hace unos días, la gran escritora canadiense Margaret Atwood declaraba a un medio español que la cultura de la cancelación constituye básicamente una forma de autoritarismo.
LEER ARTÍCULO COMPLETO EN EL PERIÓDICO DE ESPAÑA
Lo woke, el lenguaje «inclusivo», la «cultura de la cancelación»…vienen de EE UU, donde ya hace bastantes años adquirieron fuerza, y ahora se está extendiendo, sobre todo , por el mundo occidental. Proviene básicamente de la izquierda democrata (que no es la izquierda al estilo europeo, no es tan socializante, aunque ahora está ahí el caso de Sanders…). La elección de Trump como presidente fue, entre otras muchas cosas, también como reacción a este tipo de planteamientos, que han acabado polarizando mucho la sociedad. Trump elegido, a pesar de su extravagancia e, incluso, de su lado siniestro (afortunadamente, no es belicoso). En este caso se cumplió lo de la Tesis/ Antítesis de Hegel-Fichte.