Este ensayo de escueto y poético título es fruto del encuentro entre un escritor y padre de familia con un erudito sacerdote y director de un colegio madrileño que destaca por su audacia en el proyecto educativo. Porque no estamos ante una edición que recoge dos libros distintos, aunque por la división y la concreta identificación de los autores así lo parezca. Estamos ante un auténtico diálogo entre Daniel Capó y Carlos Granados. Esto es, que puede correr el riesgo de convertirse simplemente en una figura de promoción editorial, un verdadero enriquecimiento de dos autores a los que hay que tener muy en cuenta.
Florecer es el original título. Original en todo su sentido etimológico. No tanto por su novedad, ya que los mismos autores apuntan que es un concepto utilizado desde la antigüedad clásica, sino por esa misma razón, porque enlaza con los orígenes, con la raíz de nuestra cultura. ¿Por qué educamos?, se preguntan Capó y Granados: «Educamos para que el alumno florezca en las diversas etapas de la vida», o también «Florecer es un testimonio y una razón», es un humus, dirán también, con un término muy estimado por ellos, en tanto que muestra una esperanza. Además, este florecer, explican, partiendo del Eclesiástico y de Aristóteles presenta una paradoja de la doble estructura temporal. Así el educador asume el doble punto de vista teleológico y kairológico: qué será este alumno de mayor y también que está destinado a ser ahora.
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