Como mago de la imagen, Pedro Sánchez se mueve rápido en el escenario internacional. Busca los momentos icónicos que impacten en la pupila del telespectador: una cena de la OTAN en el Museo del Prado (esa «roca española», según el pintor Ramón Gaya, y esa muestra de nuestra universalidad), una cumbre al más alto nivel con Francia en Barcelona… En la praxis política, lo que creemos resulta casi tan importante como la propia realidad, señalaba John Lukacs. Tiene razón. La opinión pública –y el voto es su reflejo en un momento concreto– se confunde con las creencias tanto o más que con los intereses.
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