La derecha se juega buena parte de su futuro el próximo domingo en Andalucía; la izquierda, también. En ese juego de equilibrios que es el poder, las autonomías están marcando el rumbo del Estado. Con el País Vasco y Cataluña perdidos para los populares, y Madrid y Galicia como tradicionales bastiones, la pregunta se centra ahora en Andalucía y, dentro de unos meses, en Valencia y Castilla la Mancha. Andalucía «la roja», de momento, parece haber dicho adiós al PSOE en clave nacional. Porque, por su peso electoral, no es solo una autonomía –aunque no deje de serlo.
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