El otro negacionismo

por | May 31, 2022 | Animal Social | 0 Comentarios

Ha sido tal el trauma causado por la covid en términos de enfermedades crónicas, muertes, pérdida de derechos, y también de confianza en la clase dirigente, que el retorno de las libertades se ha vivido como una fronda festiva. En cierto modo es normal: tras la edad del miedo llega la de la alegría. Somos seres binarios, que se mueven entre el día y la noche, y así nos comportamos. Cuando, en pleno confinamiento, una vecina –que estaba de alquiler y veía desvanecerse o estallar en mil pedazos su mundo– me quiso denunciar porque jugaba al fútbol con mi hijo en el jardín de casa, pensé en el daño mental que causa el encierro en personas quizá no acostumbradas a la soledad o a la convivencia estrecha. Miré hacia atrás y leí sobre las cárceles de la Inquisición, que eran como las de su época o incluso mejores, si hacemos caso a los historiadores y no a la leyenda negra; pero, en todo caso, lo suficientemente malas como para que nadie quisiera pasar en ellas un solo minuto. Nosotros tampoco; y aun así tuvimos que vivir, trabajar y relacionarnos desde el confinamiento durante unos meses que se hicieron interminables y que dieron paso después a una guerra ideológica entre partidarios y detractores de la vacunación obligatoria, cuyas consecuencias reales todavía no podemos calibrar. Una de las más evidentes es que vivimos y pensamos inmersos en un magma de fake news que se hacen pasar por verdaderas y que ya, en muchos casos, empiezan a parecernos indistinguibles de ellas.

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Daniel Capó

Daniel Capó

Casado y padre de dos hijos, vivo en Mallorca, aunque he residido en muchos otros lugares. Estudié la carrera de Derecho y pensé en ser diplomático, pero me he terminado dedicando al mundo de los libros y del periodismo.

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