Me fascinan las palabras desnudas y luego verlas revestidas, llenas de sentido. Me fascina el tiempo anterior a la historia y el tiempo denso de los siglos, la luz original y la luz gastada, manida por el uso. Miro hacia atrás y leo las primeras letras, aquellas que fueron escritas para ser «más perdurables que las grabadas en piedra y que al pronunciarlas, lentamente, conozcamos la verdadera dignidad del lenguaje», por decirlo con las hermosas palabras del poeta polaco Czes?aw Mi?osz. Me fascinan las palabras desnudas y luego revestidas, porque sé que me hablan, que me sondean y me cuestionan, que me muestran aquello que no quiero ver, aunque sepa que existe, aunque no sea capaz o no quiera pronunciar su nombre. Como el rostro del horror y sus consecuencias.
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