Familias rotas

por | Feb 15, 2022 | Animal Social | 0 Comentarios

Marilynne Robinson reflexiona, en su inolvidable novela Gilead, acerca del misterio del amor paterno. En un emocionante pasaje, el anciano pastor John Ames, protagonista del libro, se pregunta por qué el respeto y la veneración a los padres se convirtió en uno de los mandamientos centrales del decálogo bíblico. ¿No es acaso natural que los hijos amen a sus padres? La respuesta del reverendo tiene algo de estremecedor: se nos ordenó quererlos porque sería el afecto más difícil de sostener en el tiempo sin que nos deje en la conciencia una ristra de heridas y de cicatrices. Y uno se pregunta ¿por qué? ¿Deriva esta cuestión de un marco cultural determinado: el contexto prácticamente tribal de hace 3.000 años, que muy poco tiene que ver ya con nosotros? ¿Se trata de un mandamiento moral dirigido al pasado, y por tanto muerto, o permanece inmutable como una característica esencial de la condición humana? Los romanos valoraban la piedad virgiliana, la de Eneas huyendo del incendio de Troya con su padre, Anquises, a hombros, casi por encima de cualquier otra virtud. Cabe preguntarse si para nosotros sigue siendo así.

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Daniel Capó

Daniel Capó

Casado y padre de dos hijos, vivo en Mallorca, aunque he residido en muchos otros lugares. Estudié la carrera de Derecho y pensé en ser diplomático, pero me he terminado dedicando al mundo de los libros y del periodismo.

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