Una tarde de 1942, Ernst Jünger y Pablo Picasso se encontraron en el estudio parisino del pintor malagueño. El primero era capitán de la Wehrmacht, un escritor dotado de una rara frialdad que por entonces atravesaba una grave crisis matrimonial. El segundo era ya un mito en vida: un pintor mundialmente famoso, comunista y exiliado republicano. No sabemos mucho de la conversación que mantuvieron ambos ni si se volvieron a ver, aunque parece ser que no. Sí conocemos una frase que Jünger atribuye a Picasso y que en cualquier época de crisis adquiere un especial sentido: «Usted y yo resolveríamos la guerra en una tarde». Se diría que, cuando dos hombres civilizados se encuentran, las dificultades se diluyen. O, al menos, se difuminan, pierden sus aristas. «Usted y yo»: las dos Europas enfrentadas que pueden –y deben– reconciliarse de nuevo.
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