Este año, el final del verano llega precipitadamente. En Mallorca, las cadenas hoteleras anuncian cierres para esta semana o la próxima, finales de mes como muy tarde. Se diría que los números –con caídas en julio por encima del cincuenta por ciento y aún peores en agosto– son los que son. Y tampoco nuestro país da para mucho más ahora mismo. Son tiempos revueltos en los que rige un virus desconocido de comportamiento ciclotímico.
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