La literatura – escribe Valentí Puig en lo que va de siglo – puede representar sentido, memoria, belleza, una ilusión de tiempo, un modo de conocimiento, una pasión por la experiencia y, a la vez, una crítica de la vida, en invierno y en verano”. En estas palabras del escritor mallorquín se resume buena parte de la arquitectura espiritual de Occidente: el sustrato cultural que aglutina el pasado con el futuro, la ejemplaridad con el resorte ético. Enfrente, el manierismo de las corrientes críticas, el sofisma postmoderno que niega a lo real cualquier rescoldo de verdad.
Continúe leyendo el artículo en Nueva Revista.
0 comentarios