En el año 1969, el historiador Owen Chadwick ofreció su lección inaugural como Regius Professor en la Universidad de Cambridge. Todo el texto estaba inspirado en el concepto de la amistad y su relación con la historia. «San Agustín –escribe Chadwick– tenía un dicho: Nemo nisi per amicitiam cognoscitur; esto es, necesitas ser amigo del hombre para poder comprenderlo». Y, más adelante, refiriéndose a G. M. Trevelyan, un antiguo historiador de la corriente Whig, observa que «era de ese tipo de personas que entendieron a la perfección el sentido de las palabras de san Agustín; a saber: que conocemos a la raza humana a través de la amistad».
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