Foto: Gage Skidmore
A principios de 2015, Brad S. Gregory publicó un voluminoso ensayo titulado The Unintended Reformation. El profesor de la Universidad de Notre Dame ponía en contacto la lejana Reforma protestante con el rostro poliédrico de nuestro tiempo. Lutero no sólo partió en dos el cristianismo europeo y dinamitó las certezas de la religiosidad medieval, sino que sembró las semillas de la secularización social, sedimentó las diferencias nacionales, sustanció un marco mental favorable a la moral del capitalismo y, en definitiva, sustituyó una metafísica de la mediación por otra de carácter privado y potencialmente plural. No resulta del todo aventurado sostener, aun a riesgo de simplificar, que -si bien en Europa desembocan los afluentes de Atenas, Roma y Jerusalén- nuestro sentido moderno de la democracia debe tanto a los designios de la Ilustración como al fermento previo de la Reforma.
Extracto del artículo publicado en ABC Cultural. Puedes seguir leyendo aquí.
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