Icono del sitio El blog de Daniel Capó

Los hilos rojos

En algún lugar de su fragmentaria obra, Walter Benjamin predijo que la luz mesiánica surgiría de alguna grieta entre los escombros de un escenario en ruinas. A pesar de su marxismo heterodoxo, Benjamin sabía que habitaba un mundo en descomposición. Quizá la Historia sea eso: constatar cómo se marchitan las ilusiones y aferrarse a lo que va quedando de esperanza, como el rescoldo de un tiempo que fue –o eso creíamos– mejor. No lo sé. A veces he pensado que Benjamin tenía razón, aunque en un doble sentido, de ida y vuelta. Quiero decir que, para que un país o una sociedad se echen a perder, también el pecado y la destrucción han tenido que penetrar en ellos a través de una fisura, de una pequeña hendija que se dejó a merced del albedrío.

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