Los libros que no he leído | Javier Padilla Moreno-Torres

por | Feb 16, 2018 | Los Libros Que No He Leído | 0 Comentarios

¿Qué libro que no he leído me ha influido más?

Cuando Daniel me planteó amablemente participar en esta sección, se me ocurrió mencionar algún libro de teoría política que hubiera citado en muchas ocasiones pero del que solo supiera por referencias. Deseché la idea por aburrida y descerebrada: había demasiados libros como para quedarme con uno solo, y tampoco era cuestión de quedar mal. Luego pensé en ¡Noticia Bomba!, de Evelyn Waugh, por razones estrictamente sentimentales. Con el objetivo inconfesado de tener más contacto, hace unos años Gabi y yo creamos un grupo de WhatsApp llamado “círculo de lectores” en el que involucramos a nuestros grupos de amigos. Nos marcamos como objetivo leer ese libro y comentarlo. Entre unas cosas y otras, cinco años después casi nadie del círculo se ha leído ¡Noticia Bomba!, y el “círculo de lectores” pasó a llamarse “círculo de impostores”. Ahora los impostores somos mejores amigos.

Como no era cuestión de contar mi vida, fui a mirar los libros que me he traído a Londres y no he leído. El primer libro que llama la atención en mi mesa, y que sólo he ojeado, es El Capital del Siglo XXI de Thomas Piketty. En mi defensa, diré que no soy el único caso. Según el Wall Street Journal, solo un 2.4% de los que empiezan el libro de Piketti lo acaban, y la inmensa mayoría no llega ni a la página 26. ¡De 700! Por suerte, al lado de El Capital había un librito titulado “Presente y futuro de las asociaciones de vecinos”. Es cierto que el título no es conmovedor, pero detrás del libro hay una historia apasionante que ha marcado los dos últimos años de mi vida. “Presente y futuro de las asociaciones de vecinos” fue escrito por Dolores (Lola) González Ruiz y Javier García Fernández, y yo aún estoy esperando el momento de leerlo.

Mi historia con este libro comenzó en enero de 2016. En una comida con Sergio Suárez, le comenté que quería presentarme al concurso de derechos humanos “Enrique Ruano”. Yo casi no sabía quién era Enrique Ruano, y pretendía escribir sobre la Valla de Melilla. Sergio Suárez, gran lector de necrológicas con un instinto superdotado para despertar vocaciones, me dio un nombre clave: Lola González Ruiz. Era una mujer que había muerto justo un año antes, en enero de 2015. Había un hilo trágico del que tirar. Empieza en la universidad madrileña de los sesenta y pasa por el Frente de Liberación Popular, Mayo del 68, la muerte de Enrique Ruano, el PCE, los abogados laboralistas, las asociaciones de vecinos y los asesinatos de Atocha. Ante mis ojos, se encontraba la historia del trío amoroso más trágico de la Transición: Lola González Ruiz, Javier Sauquillo y Enrique Ruano.

Presente y futuro de las asociaciones de vecinosTras un año de investigación, aún me faltaban por encontrar cosas que Lola hubiera escrito. Ella parecía empeñada en no haber dejado trazas de su existencia. Había descubierto numerosos escritos de Enrique que alumbraban numerosos aspectos de su personalidad, y tras muchas gestiones tenía sus famosas notas a Carlos Castilla del Pino en las que contaba su atormentada relación con Lola y Javier Sauquillo. Sin embargo, de Lola directamente solo tenía una pequeña cosa que había escrito en el 2009 en un libro homenaje a Enrique Ruano. Nada con lo que se pueda hacer una biografía meritoria.

Hasta que saltó la sorpresa. De vuelta a Madrid en abril de 2017, fui a entrevistar a Javier García Fernández sin demasiada esperanza. Sabía que era clave en esta historia, pero pensaba que se dedicaría a repetirme la retahíla habitual de frases hechas y momentos hagiográficos. Sin embargo, su extraordinaria memoria me dio muchas nuevas pistas que seguir. Además, al final de nuestra conversación me dijo que él mismo era coautor de un libro con Lola. Era verdaderamente sorprendente: había hablado con muchos de los mejores amigos de Lola y nadie me había dicho nada acerca de un libro. Por desgracia, Javier no tenía ningún ejemplar del libro en ese momento en su poder. Como estaba de mudanza, me dijo que me lo podría dar la próxima vez que nos viéramos.

Abandoné Madrid esperanzado. Poco después, descubrí en un número de Cuadernos del Diálogo de enero del 68 el así llamado “Manifiesto de la Generación Joven”. Este manifiesto estaba firmado por Lola y tres de sus novios universitarios: Nacho Rupérez, Enrique Ruano y Javier Sauquillo. En él se expresaba el alejamiento de una generación de estudiantes que protagonizarían las revueltas en la universidad de Madrid en el 68. Me pareció un documento decisivo para la biografía, y mi intriga aumentó exponencialmente. Como seguía descubriendo multitud de cosas a partir de los fascinantes documentos que me mandaban desde el Archivo Nacional y el Archivo de Torcuato Luca de Tena, fantaseaba con el libro que había escrito Lola. ¿De qué trataría? ¿Sería algo tan decisivo como todas las cosas que ya tenía en mi poder? ¿Usaría el lenguaje althusseriano tan típico en los escritos de Enrique Ruano y Javier Sauquillo? ¿Daría alguna nueva dimensión a la biografía?

Volví a Madrid a finales de junio. Me quedaba en casa de Ricky Dudda, que me ha hecho sentir siempre que mi entusiasmo con este proyecto tenía sentido. El día en que Javier García Fernández me dio el libro, lo guardé con esmero y decidí no abrirlo hasta que estuviera en el piso de Ricky. Creo que se lo enseñé emocionado y leímos el primer párrafo. No era muy excitante que digamos. Escrito en una prosa enrevesada y litúrgica, la retórica marxista se mezcla con temas jurídicos e históricos que difícilmente tienen interés para el lector no especializado en llegar a las 700 páginas del Capital del siglo XXI. Esa noche, aunque prometí que me leería el libro, me quedé dormido tras leer la primera página. He procrastinado desde entonces, dedicándome a otras partes de la biografía. Antes de escribir estas palabras, he pensado por un momento que quizás “Presente y pasado de las asociaciones de vecinos” puede tener cierto interés. Se me ha pasado al leer uno de esos farragosos párrafos, y me he puesto a recrear la historia detrás del librito.

A lo largo de 1976, Lola se reunía con Javier García Fernández para escribir. Como el movimiento vecinal era un tema en el que trabajaban mucho, no les supuso una gran inversión de tiempo. Paradójicamente, la colección del libro llevaba el nombre de “la lucha por la vida”. Apenas un mes después de su publicación, y parece ser que antes de que Lola pudiera verlo impreso, unos pistoleros entraron en el despacho de Atocha 55 y dispararon a los abogados allí reunidos, que eran precisamente los dedicados a los temas de movimientos vecinales y de barrio. Lola perdió a su marido Javier Sauquillo, y quedó absolutamente destrozada para siempre. Javier García Fernández se libró de la muerte por casualidad, debido a que poco tiempo antes había abandonado la célula del PCE dedicada al movimiento vecinal.

Bastante tiempo después, una malherida Lola paseaba con Javier García Fernández por Madrid. De repente, se encontraron en un puesto un montón de ejemplares del libro. Tras contarles al librero que eran los autores del mismo, parece ser que el vendedor les regaló todos los ejemplares. Creo que uno de esos ejemplares es el que tengo en Londres. Aunque desconocido, el libro aparece citado en estudios académicos del urbanismo madrileño de la época, entre ellos en uno de Manuel Castells. De hecho, Lola y Javier García Fernández escribieron algún capítulo de un libro coordinado por Manuel Castells después de lo de Atocha. Estos días estoy esperando a que Javier García Fernández me mande escaneados los capítulos que escribió con Lola para esos libros colectivos. En cuanto los tenga en mi poder, no tendré más excusas para procrastinar. Me he prometido a mí mismo que leeré al fin “Presente y futuro de las asociaciones de vecinos”. Es el último libro que me falta para terminar de escribir el libro que ustedes no han leído.

Javier Padilla Moreno-Torres (Málaga, 1992) es graduado en Derecho y Administración de Empresas por la Universidad Autónoma de Madrid. Actualmente, estudia el máster en Filosofía y Políticas Públicas en la London School of Economics.

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Daniel Capó

Daniel Capó

Casado y padre de dos hijos, vivo en Mallorca, aunque he residido en muchos otros lugares. Estudié la carrera de Derecho y pensé en ser diplomático, pero me he terminado dedicando al mundo de los libros y del periodismo.

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