Los libros que no he leído | Jaume Claret

por | Feb 2, 2018 | Los Libros Que No He Leído | 0 Comentarios

¿Qué libro que no he leído me ha influido más?

Salvo honrosas excepciones, durante mucho tiempo la renovación de la historiografía española dependió más de la iniciativa privada de editoriales y prescriptores concretos que no de los escleróticos departamentos universitarios del franquismo. Buena parte de la historiografía extranjera más interesante no nos hubiera llegado, o nos hubiera llegado todavía más tarde, sin los catálogos de Ariel, de Alianza, de la filial española de Fondo de Cultura Económica, de Ruedo Ibérico, entre otros. Barcelona, capital editorial reconocida, fue uno de los principales focos de recepción y difusión de las escuelas allende los Pirineos, proyectando dichas influencias hacia el resto de España e Iberoamérica. Por poner un ejemplo, la influencia en la historiografía en lengua española del heterogéneo marxismo historiográfico británico, con representantes tan relevantes como Eric J. Hobsbawm, E. P. Thompson o Christopher Hill, no podría explicarse sin esta mediación catalana.

Sin embargo, si existe un historiador marxista decisivo para la historiografía catalana –y, por extensión, española— ese fue Pierre Vilar. Este hispanista de origen occitano y discípulo de Ernest Labrousse viajó como geógrafo por primera vez a España en 1927, con la intención de redactar una monografía regional sobre Cataluña. Aunque acabó licenciándose con La vie industrielle dans la région de Barcelone (1929), el contacto con el país trastocó completamente su carrera. Durante los siguientes veinte años realizó diversas estancias de investigación, especialmente en Barcelona donde ejerció como profesor del Liceo local, intimó con buena parte de la intelectualidad republicana, aprendió castellano y catalán y se fue decantando progresivamente hacia la historia siguiendo el ejemplo de Marc Bloch.

Como el famoso autor de Apología de la historia, también Vilar participó activamente en la Segunda Guerra Mundial en defensa de su país. Sin embargo, mientras Bloch moría a manos de la Gestapo, el geógrafo-historiador occitano logró sobrevivir al cautiverio en un campo de prisioneros alemán. Durante su retención –y gracias únicamente a su memoria y a la Historia de España y de la civilización española de Rafael Altamira que le hizo llegar su mujer, la franco-navarra Gabriela Berrogain— redactó un librito maravilloso: Histoire de l’Espagne. A pesar de la prohibición franquista, la posterior traducción castellana de esta síntesis se convirtió en un éxito de ventas absoluto.

Recuperada la libertad y tras diversas estancias en archivos peninsulares, en 1962 publicaba los tres volúmenes –seiscientas páginas cada uno— de su tesis doctoral, ya plenamente histórica: Catalogne dans l’Espagne Moderne. Recherches sur les fondements économiques des structures nationels. El impacto fue inmediato. Entre 1964 y 1968, la recién creada Edicions 62 lanzaba la traducción al catalán a cargo de Eulàlia Duran, en cuatro volúmenes. El primer tomo se dedicaba al medio natural, el segundo al histórico, el tercero al agrario y el cuarto al comercial. Tras la repentina muerte de Jaume Vicens Vives y el ostracismo o exilio de otros nombres relevantes como Ferran Soldevila o Pere Bosch i Gimpera, Vilar se convertía en el gran referente, trascendiendo el estricto ámbito historiográfico. Así, Catalunya dins l’Espanya moderna contó con diversas reediciones, con lectores devotos (que aún lo incluyen en las listas de libros más influyentes) y con historiadores que, a veces crítica y a veces acríticamente, todavía se reconocen en deuda con sus trabajos, intuiciones e interpretaciones.

Fuera de Cataluña, la influencia buscó otros caminos, pues su tesis doctoral nunca tuvo el mismo impacto y, de hecho, hasta 1978 la editorial Crítica no publicaba una versión en castellano. Fueron sus obras más divulgativas sobre la historia de España y de la guerra civil, así como sus trabajos sobre conceptos históricos e historiografía los más difundidos. Esta familia historiográfica comprende desde Arón Cohen en Granada hasta Juan Sisinio Pérez-Garzón en Castilla-La Mancha o Ricardo Robledo en Salamanca, extendiéndose a un gran número de departamentos universitarios y aún mayor número de profesores de Secundaria. Una tradición también viva y vigente en Latinoamérica, donde los libros de Vilar pueden hallarse, por ejemplo, en los tenderetes de venta de libros de primera y segunda mano ante las sedes de la UNAM y la ENAH mexicanas.

Con todo, en ningún lugar se igualó el proselitismo de la escuela historiográfica catalana: de Josep Fontana, Jordi Nadal a Josep Termes, pasando por Ernest Lluch, Joaquim Albareda o Joan-Lluís Marfany, todos ellos tuvieron y tienen en Vilar un referente y en Catalunya dins l’Espanya moderna un recurso inevitable. Si la desbrozamos de la escolástica marxista, su obra mantiene su vigencia, pues supo incorporar la mirada atenta al territorio propia de su formación como geógrafo, las ópticas combinadas al modo del mediterráneo Fernand Braudel, la crítica atenta a las fuentes y el interés por las gentes comunes y sus vicisitudes.

Aunque de forma colateral y extraña, yo también me formé en esa escuela ‘vilarista’. Sin embargo, nunca he completado la lectura de los cuatro volúmenes de su obra magna, a pesar de que siempre ha estado allí: a través de mis maestros, de mi entorno historiográfico, de su ascendencia cultural. Tengo en mi biblioteca Catalunya dins l’Espanya moderna, he ojeado sus tomos, he utilizado alguna cita concreta, he leído la presentación (prologada por Fontana e incluida por Jordi Amat en la “Biblioteca del Catalanisme” de RBA-La Magrana) e incluso he llegado a prometer a Lluís Maria de Puig, uno de sus últimos discípulos directos, que lo leería. Quizás lo acabe haciendo y estoy convencido que, cuando suceda, notaré ese desasosegante confort de quien visita la casa de unos ancestros lejana y extrañamente (des)conocidos.

Jaume Claret es historiador y director del Grado de Historia, Geografía e Historia del Arte de la UOC. Barcelonés residente en Mallorca, sus últimos libros son Breve historia de las Brigadas Internacionales (Libros de la Catarata, 2016) y la edición y coordinación de Pasqual Maragall: Pensamiento y acción (RBA, 2017). 

Daniel Capó

Daniel Capó

Casado y padre de dos hijos, vivo en Mallorca, aunque he residido en muchos otros lugares. Estudié la carrera de Derecho y pensé en ser diplomático, pero me he terminado dedicando al mundo de los libros y del periodismo.

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