El periodista de origen húngaro Arthur Koestler observó que el combate entre el populismo y la democracia no se juega exactamente voto a voto, sino en la confrontación entre una batería de convicciones engañosas y unos principios más débiles e inseguros pero verdaderos. Las convicciones populistas se nutren de la mentira y del sentimentalismo, y prosperan en un mundo que se encierra en sí mismo. Los principios democráticos, en cambio, se asientan en las sociedades abiertas, a pesar de que nunca pueden presentarse como certezas absolutas, plenas, indiscutibles, sino tan solo relativas y parciales.
Fuente: The Objective.
Artículo completo: Ser europeo.
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